Ángeles de la basura
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- Publicado: Viernes, 13 Octubre 2017 14:50
- Escrito por Beatriz Riva Sorolla
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En el gran vertedero del Departamento de Guatemala cientos de niños y niñas mal viven sus vidas, se alimentan, se visten, sobreviven y algunos a veces incluso también mueren.
El botadero de basura, manera en que lo denominan los guatemaltecos y conocido como el Relleno Sanitario ha sido durante casi 50 años el destino final de los desechos producidos por los habitantes del departamento de Guatemala. Dentro y alrededor de este basurero viven y trabajan familias que se encuentran bajo condiciones de extrema pobreza, sobreviviendo de lo que el resto de la sociedad desecha. El tamaño de este lugar es equivalente a ocho estadios de fútbol.
No existen políticas del gobierno para controlar y gestionar estos espacios, a diario entran unos 800 camiones con más de 2000 toneladas de basura, en medio de ese inframundo resulta difícil distinguir seres humanos entre tanto desecho, perros, aves carroñeras etc., donde decenas de familias sobreviven buscando comida para sus hijos, una realidad que vulnera todos los derechos humanos.
Camino Seguro es una organización que trabaja desde 1999, brindando esperanza, educación y oportunidad a los niños y familias que intentan ganarse la vida en uno de los basureros más grandes de Centroamérica. Durante mi estancia en este país tuve la oportunidad de colaborar, ayudar y aprender de las vidas de todas esas gentes que entre toneladas de desechos trabajan para poder subsistir.
Desde Camino Seguro se ofrece una educación digna intentando sacar a los niños y niñas del trabajo denigrante que supone buscar entre toneladas de basura algo para poder llevarse a la boca o para poder reciclar y vender. Niños que en muchos de los casos se convierten en víctimas mortales por comer desechos o por el derrumbe de algún enorme bloque de basura. En la actualidad, Camino Seguro es sólo una de las 10 organizaciones no gubernamentales (ONG) que trabajan con los más de 1.200 guajeros (recogedores de basura). En los proyectos de estas organizaciones incluyen guarderías, escuelas para los niños, talleres de alfabetización y manualidades para las madres. El objetivo de la mayoría de estos proyectos es romper la tradición familiar que dicta que, si los padres son guajeros, los hijos deben tener el mismo destino.
Estas organizaciones también trabajan y ayudan para la mejora de la economía familiar sin la necesidad de adentrarse cada día al gran agujero transformado en toneladas de basura que destruye familias enteras.
Durante mi estancia en Guatemala una compañera me puso al corriente sobre la zona 3 de la capital, uno de los barrios más pobres donde la realidad en la que viven es incluso peor y más difícil de creer y entender una vez que lo ves con tus propios ojos. El barrio está envuelto de basura, huele a basura, las calles están llenas de deshechos que utilizan para reciclar y venden por un miserable precio, un precio muy alto que tienen que pagar con problemas dermatológicos y respiratorios por la expulsión de gases y en muchos casos con la vida, un precio demasiado alto para vivir en condiciones tan infrahumanas. Me impactó mucho la gran problemática de los niños y niñas, aunque en ese país el tema de la infancia es impactante lo mires por donde lo mires, no tienen políticas de protección al menor y a la infancia y si las tienen no se aplican, por ello se ven expuestos a situaciones de gran precariedad y de subsistencia donde lo único que importa es poder comer algo al final del día (pueden llegar a subsistir con una única toma de carne y leche al mes). Guatemala es el país con la tasa más alta de desnutrición crónica en Latinoamérica y el sexto a nivel mundial.
El proceso de recolección y clasificación de basura se desarrolla en varias fases. Inicialmente los guajeros esperan ordenadamente la llegada de los camiones que transportan la basura. En el momento de la descarga se inicia la búsqueda Generalmente utilizan un palo para separar la basura y una bolsa para depositar lo recolectado. Entre los objetos más buscados se encuentran latas, papel, vidrio, metal, plástico y cartón. Pero también buscan ropa, alimentos, juguetes y todos aquellos objetos que puedan ser útiles para cubrir las necesidades básicas. En el basurero encuentran mucha de la ropa que visten y de los alimentos que consumen. En el basurero las mujeres buscan también cosméticos, perfumes y prendas que puedan usar ellas mismas. Existe la percepción de que en el basurero se encuentran “muchas cosas buenas”. Generalmente el material recuperado es vendido al guajero intermediario que acostumbra rondar por el basurero. A los intermediarios se les reconoce porque visten mejor y llevan consigo una especie de pesa para facilitar la transacción. El intermediario es quien establece contacto con los mayoristas o con las fábricas que compran su materia prima. El guajero es quien menores ingresos percibe. En un buen día logra ganar 30 quetzales (3.30 euros) y en días malos gana alrededor de 12 quetzales (1.10 euros). Y con estos ingresos deben mantener a familias que pueden rondar entre los 4 a 8 miembros.
Aunque la situación para increíble, el ayuntamiento sigue aduciendo falta de recursos y maquinaria para compactar y sistematizar el tratamiento de la basura. Esta desidia gubernamental lo ha convertido en un vertedero incontrolado siendo un foco de contaminación directa para todas las personas que allí viven.
Una vez más he sido testigo de las peores condiciones de vida de la especie humana, de la miseria, la pobreza y la desesperación de la gente que no tiene nada. Como siempre las grandes víctimas, los niños y niñas a los que se les roba la infancia e incluso la vida, niñ@s que pasaran por este mundo sin ninguna aspiración a conseguir algo mejor. Gracias a las organizaciones no gubernamentales como Camino Seguro muchos de ellos pueden acceder al sistema educativo y optar a un futuro un poquito mejor. Estuve con ellos unos días ayudando en las labores escolares y me trasmitieron muchísimas ganas de vivir, porque eso sí, fortaleza tienen mucha, pero problemas, aún tienen más. Me lleve dentro de mi corazón cada sonrisa, cada palabra, cada gesto de cariño y todos sus abrazos. Gracias Guatemala por enseñarme que la vida es más fácil y bella de lo que pensamos. Ω